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viernes, 23 de mayo de 2008

Bipartidismo contra Estado del Bienestar


Bipartidismo contra Estado del Bienestar


Alex Guerrero

Se ha discutido mucho en este medio y otros acerca de las posibles modificaciones de nuestro sistema electoral, para incrementar la proporcionalidad del sistema, actualizarlo a la creciente población, o exacerbar definitivamente los rasgos bipartidistas que de manera sostenida ha desarrollado en la última década. El actual sistema electoral prima a los partidos grandes de ámbito nacional a costa de los pequeños como IU y UPyD. El caso más obvio es la coalición IU, quienes un sistema totalmente proporcional les hubiese permitido tener hasta 13 diputados. Contrariamente a lo que muchos piensan, el actual sistema no beneficia a los nacionalismos sino que los trata con bastante proporcionalidad. El porcentaje de escaños que éstos reciben es más o menos similar al porcentaje de votos que obtienen.

El bipartidismo imparable

Pero, seamos justos. El sistema electoral no puede explicar por si sólo el ocaso de IU. Con las mismas reglas electorales, un partido como IU ha sido capaz de obtener resultados tan diversos como 21 diputados (1996) y 2 diputados (2008). Así, no han sido las reglas electorales, sino las estrategias electorales de los partidos políticos, las que han conducido a este bipartidismo que deja en las manos de PSOE y PP el 92% de los escaños. Como sugiere otro de los colaboradores de este blog, Lluís Orriols, durante las últimas legislaturas "la falta de búsqueda de perfil propio de los grupos parlamentarios minoritarios (y la escasa visibilidad de su tarea de oposición al gobierno) alimentó una política de dos frentes, sin terceras vías". El PSOE y el PP se convirtieron así en puntos focales. "Lejos queda la 'teoría de las dos orillas' en la que Anguita se esforzaba por mostrar un perfil propio, asegurando que su partido era el único situado en la orilla izquierda. Llamazares se mostró excesivamente dócil ante el PSOE, inconsciente de que los titulares de 'el PP se queda solo', lejos de beneficiar a su coalición, lo que estaban haciendo es reducir sus rasgos diferenciales."

Diferentes alternativas de reforma electoral

Los lectores de Sí, Ministro no tendrá ningún problema en encontrar simulaciones sobre cómo quedaría el Congreso si se aplicaran otros sistemas electorales a las últimas elecciones. En aquellos que apuestan por aumentar la proporcionalidad y el número de escaños a 400, partidos como Izquierda Unida o UPD serían grandes beneficiados. Otras alternativas, orientadas a reducir el peso dominante de los partidos nacionalistas ante gobiernos centrales en minoría, resultarían en una cámara baja mucho más bipartidista que la actual, próxima al modelo mayoritario anglosajón. Los que apoyan reducir el peso de los nacionalismos no tienen en mente corregir el sistema para hacerlo más proporcional, sino más bien evitar los "chantajes centrífugos" a los que se someten periodicamente PP y PSOE al pactar legislaturas estables. Los partidos nacionalistas no están sobre-representados en el Congreso. Tienen la fuerza que se merecen tener, pero es obvio que son un engorro para los partidos de ámbito nacional.

El futuro del Estado de Bienestar

No se ha hablado, sin embargo, de las consecuencias políticas a largo plazo de un Congreso más proporcional o más bipartidista:

Como muestra el politólogo Torben Iversen bajo reglas electorales que favorecen el bipartidismo, los partidos y votantes del centro empujarán sistemáticamente al poder al partido de centroderecha, porque entre las alternativas no negociables de una izquierda que busque mucha más igualdad y una derecha que mantenga las cosas como están, los votantes de centro preferirán lo segundo. Sin embargo, si el sistema favorece la proporcionalidad y el pluripartidismo, los partidos y votantes de centro tendrán más fuerza y un margen de maniobra para negociar con los partidos de centroizquierda políticas de redistribución de renta e igualdad más moderadas, que también les beneficie a ellos, y favorecerán así el crecimiento del Estado de Bienestar a largo plazo.

Iversen encontró que ciertamente las reglas electorales empujaban al poder más frecuentemente al centroderecha en países anglosajones, donde el bipartidismo es la norma, mientras que en Escandinavia y la Europa continental los partidos de centroizquierda han gozado de más años en el poder, desarrollando Estados de Bienestar y políticas de igualdad más intensas.

Así visto, un debate que parece girar entorno a la representación de partidos pequeños, como Izquierda Unida, esconde consecuencias mucho menos predecibles para el futuro desarrollo de nuestro Estado de Bienestar.

Sí, Ministro


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